viernes, 28 de junio de 2019

A Primout no vuelve nadie.

Iglesia de Pardamaza

"En el pueblo no había luz, ni agua corriente, y las viviendas apenas habían cambiado durante siglos. Muchas seguían teniendo el techo de paja o de escobas que los hombres iban a buscar al monte y en bastantes los animales y las personas compartían la misma habitación, apenas separados sólo por un tabique. La subsistencia se hacía tan difícil que la pobreza era general y la endogamia, que era obligada dada la incomunicación del pueblo, había dejado su huella en muchos de los vecinos. Había tontos, sordomudos, débiles de todo tipo y hasta una enana, que ahora recuerde. Lo cual, unido a la poca higiene y a la alimentación, que era muy monótona, hacía que muchas personas padecieran de bocio por la carencia de yodo, esto convertía el pueblo en un lazareto, si bien que puesto en un sitio espléndido."

Julio Llamazares "Tanta pasión para nada". 

En el cuento "A Primout no vuelve nadie", contenido en su último libro "Tanta pasión para nada", Julio Llamazares evoca la estancia del poeta asturiano Ángel González como maestro de Primout en 1947, por aquella época aguantaban en Primout una veintena de vecinos y no había cura. "El cura se había vuelto loco, lo mismo que la maestra a la que vine a sustituir". 

Primout es uno de tantos pueblos abandonados en la montaña, de belleza espectral y enigmática, se encuentra en el corazón de la Sierra de Gistredo, bajo la Peña Roguera y El Catoute, al final de un valle que no parece tener fin, en los años 80 el pueblo volvió a ocuparse por una serie de jóvenes alternativos que quisieron fundar allí una comuna hippie, al final, problemas de convivencia y enfrentamientos con los antiguos propietarios , hicieron que éstos abandonasen el pueblo asentándose finalmente en Matavenero, posteriormente, la construcción de una pista forestal que parte de Páramo de Sil, ha hecho que poco a poco algunas casas se restauren y en la actualidad vivan todo el año un par de vecinos, con uno de ellos estuvimos hablando largo rato y nos puso al día de los "chismes" del pueblo (y de unas cuantas rutas de montaña que han pasado a "proyectos pendientes"). 


El camino comienza bajo un frondoso castañar, junto al cementerio de Pardamaza. 


Este cartel nos indica el camino viejo que seguiremos.


Vista a Pardamaza


Seguimos por monte cubierto de brezos y bosquetes de abedules


Una curva en el camino y la garganta aparece....




El valle se abre, aparecen mueretes y antiguos prados de pasto.


La "nieta perruna" de Mercedes disfrutando del agua.


Preciosa vereda.



Un refugio en el camino...



Después de una buena caminata (el valle se hace largo), llegamos a las eras y antiguos huertos del pueblo.




la pista forestal que arranca de Páramo de Sil.


Y por fin...Primout.







Estuvimos un rato charlando con "el alcalde" de Primout, un señor que vive aquí en la más absoluta soledad, y la verdad, no parecía afectarle mucho (a lo mjejor es como yo, que estoy tres años sin hablar con nadie y tan feliz).

...Y ya nos damos la vuelta, volveremos, Primout.



"Roque se despidió después de darme la maleta y yo le correspondí, intentando que no se me trasluciera la pena que me embargaba y prometiéndole que volvería algún día.

- No, don Ángel, usted no va a volver - me respondió él, parado en la carretera. Y, luego, tirando de la caballería para iniciar el regreso al pueblo, añadió -: A Primout no vuelve nadie."


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