domingo, 18 de abril de 2010

Marrakech.


Llegó el día de marchar, en principio pensábamos madrugar "poquito", pero, unos señores de origen teutón con los que compartíamos dormitorio, les dio por madrugar a las 5 de la mañana con gran aparato de golpes y voces, así que ná, madrugón típico de refugio y, para abajo.
Por lo menos si que pudimos bajar tranquilos, contemplando el paisaje sin el "agobio" (resoples mas bien) de la subida, con la intención de llegar a Imlil al mediodía y comer algo antes de coger un taxi de vuelta a Marrakech.

El Tichki (3753 m.) y el Afekhoui (3751 m.), dos montañas de tortuoso acceso.

El grupo del Tadat (3837 m.) y el Biiguinnoussene (4002 m.).

El Tichki y el Imouzzer

El pueblecito de Aremnd.

El bosquete de nogales que precede a Imlil.

Imlil, con los cerezos en flor.
Una vez llegados a Imlil, comimos y contratamos un taxi para volver a Marrakech, una vez allí, buscamos un hotel barato y céntrico entre un laberinto de calles, y lo encontramos en el Hotel Essauira (10 € noche la habitación doble con derecho a lavabo.).

Y una vez duchados, a la calle a disfrutar del espectáculo, nos gustó tanto que estuvimos 2 días en Marrakech.

Una de las plazas que surgen en el laberinto del zoco.

El trono de la antigua mezquita, Palacio Badii.

Comiendo el "cordero asqueroso" (bien bueno que estaba), no recomendable para gente escrupulosa...

El Atlas desde lo alto del Palacio Badii.

El Palacio Bahía.
...Construido en el S. XIX y que fue residencia de los comandantes franceses (bien vivían los tíos, joer).

La Plaza de La Jemaa por la noche

La Mezquita de La Koutubia (Mezquita de los libreros), gemela de La Giralda.

La desolación del Palacio Badii.

En el herbolario (Veremos si los "remedios milagrosos", sirven para algo)...

El patio del hotel.

Perdidos en el zoco...

...Y otra de Marrakech desde los tejados.

En fin, que cuando volvamos a tener algún euro disponible regresaremos a estas tierras, y mientras recordaremos aquello de "La prisa mata, amigo".

4 comentarios:

Cienfuegos Caleyeru dijo...

Esa zona más baja del Atlas, con esos pueblos de adobe y tal es la que recorrí yo. Muy guapa y la gente muchisimo menos maleada que en Marrakech. Menudos recuerdos. Y a mi no tienes nada que contarme de la comida que todavía me acuerdo de alguna cena en una de esas tascas que montan en plena plaza de Jeemaa y del "tren de lavado" de los platos. El agua del aclarado tenía el mismo color que la del prelavado, y después directo a la mesa y yo a rezar, claro. Aunque la verdad es no pillé nada.
Un saludo

Mercedes dijo...

Si, sí, la gente de los pueblines de montaña es mucho más "auténtica", Marrakech vive en torno al turismo, para ellos el turista es un ser al que hay que "ordeñar", jajaja.
Y lo del agua y la higiene, buffff, son otros parámetros distintos de los nuestros, ahora, en honor a la verdad, me pasó como a ti, nada raro en mi organismo.
Si es al final nos adaptamos a todo...

Juanma Billala dijo...

Pues a mi ya me estais acojonando, con lo "tikis-mikis" que soy!!! je, je, je...
Aunque supongo que para el hambre no hay pan duro.
Pero Marruecos es un lugar al que tengo pendiente ir y siempre que me planteo pensar en ello me viene a la mente el tema de la comida.
Pedazo reportaje Valentin.
Enhorabuena.

Mercedes dijo...

Juanma: no te preocupes que a todo se acostumbra uno, y anímate porque, casi todo el que va a Marruecos repite, es que merece la pena el viaje.
Saludos!!!