Esta Semana Santa, mientras compartía ruta y nevada en el Puerto de Vegarada con mi amiga Mercedes , la conversación seguía más o menos por estos derroteros.
-¡¡Niño!!, el puente de Mayo lo tengo libre entero, pero esta vez vienes tu a Cataluña, que ya toca!!.
- Vale, pero con una condición.
-¿Cuál?-
-Que me llames niño otra vez, que me pone mucho.
-¡Serás imbécil!; ¿Cuándo hablarás en serio?
-Nunca....
Y el mes de Abril pasó volando, llegó Mayo con sus calores, su afamado puente, y servidor preparando mochilas en vez del tanga que he comprado pa lucir mi cuelpo serrano en Marina D’Or , cuando el teléfono suena, al otro lado se oye la voz de Mercedes...
- Oye, quedamos mañana a las 5 en el intercambiador de Rubí, junto al edificio del Enseyament
- ¿Lo qué?,Enseña...qué?.
- El aparcamiento que hay a la entrada de Rubí, ¡¡¡gilipolla!!!
- Vale, no te cabrees, mi vida , allí estaré
- Más te vale....
Pero como uno a pesar de la fama es cumplidor, llego puntual a mi cita y salimos camino de Berga, a un hotel muy romántico y de mucho lujo, que un puente...es un puente .
El día 2 de Mayo, con un bochorno del copón, comenzamos la subida al Pedraforca desde Gósol, montaña que es una especie de islote calizo en el Prepirineo y una auténtica preciosidad.
Inicio de la subida, a la salida de Gósol.
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